Eduardo Bueno Campos sobre ‘El espíritu hambriento’
Eduardo Bueno Campos
Catedrático de Economía de la Empresa en la Universidad Autónoma de Madrid
Una vez más Charles Handy nos hace reflexionar, mueve nuestros fundamentos, agrieta nuestros paradigmas y propone ideas, líneas de pensamiento para comprender mejor lo que ocurre en la empresa, en la economía actual y en nosotros mismos y marcar la senda de las transformaciones venideras. El presente libro, en suma, es una magnífica glosa sobre la necesidad de revisar la concepción del capitalismo actual, el papel de la empresa y, muy en especial, sobre el comportamiento de las personas que trabajan en aquélla.
El autor critica de forma contundente, con su estilo acerado, el enfoque imperante del capitalismo actual y, en consecuencia, de la empresa. Su aportación principal parte de la redefinición de la función del capitalismo, al que no augura mucho futuro si sólo se orienta a la vertiente económica. Piensa que debe atender a la aceptación de una responsabilidad social, a asumir un compromiso con su entorno, con la ciudadanía, para lo que en primer lugar las empresas deben considerar a sus empleados como ciudadanos, es decir, como personas que trabajan, que piensan, que incorporan valores, que votan y que consumen bienes y servicios de muy distinta naturaleza. Este nuevo enfoque requiere un cambio importante de actitudes, de valores y de formas de desarrollar la actividad productiva de las empresas.
En esta transformación pone en primera posición el nuevo papel de las personas. Handy manifiesta que “las personas no somos propiedad de nadie, no somos recursos humanos y a medida que desaparecen las estructuras tradicionales cada vez estamos más y más condenados a ser libres, a ejercer nuestra libertad y a ser responsables de nosotros mismos”. En este sentido destaca que hoy en día una empresa es, sobre todo, un grupo de personas. Este posicionamiento alinea la obra dentro de la corriente actual sobre el capital intelectual de la empresa o sobre la importancia de los activos intangibles, aquéllos que no figuran en el balance.
Otra aportación de la obra, a mi entender, es su revisión del concepto de eficiencia económica, recomendando la entrada del concepto de efectividad, que yo defino como la capacidad de hacer cosas, las mejores cosas para todos lo que componen el sistema o la organización.
Handy propone que hay que buscar un equilibrio adecuado, tanto para el gobierno de las sociedades, en sus relaciones con mercados, propietarios e inversores, como para las naciones. En este sentido la obra, esta poniendo el acento en las nuevas corrientes de pensamiento sobre Corporate Governance o “prácticas de buen gobierno de las sociedades” en las que se produce la separación entre la propiedad y el control, y sobre la responsabilidad y compromiso social de la empresa.
Handy opina que hoy en día las claves del éxito de la empresa son dos:
- ser consciente plenamente de cuáles son los valores fundamentales de la empresa, de su “alma”, en definitiva, de lo que venimos llamando como “visión y misión” de la empresa,
- ser capaz de adaptarse continuamente a los cambios de su entorno para ser mejor.
Creo, finalmente, que la obra añade mucho valor sobre otro aspecto, importante; el relativo al “principio de ciudadanía”, tanto aplicado a la concepción de los empleados de la empresa como ciudadanos, como a la propia consideración de la empresa como ciudadano. En el primer caso, siguiendo con la importancia dada a los activos humanos de la empresa, el autor opina que las empresas actuales son más comunidades que propiedades, por lo tanto sus miembros deben ser contemplados no como empleados, no como recursos humanos, sino como ciudadanos, con sus derechos, obligaciones y responsabilidades. Siguiendo con este principio la empresa tiene el privilegio de elegir a sus ciudadanos, para lo que debe saber gestionar su creatividad y su talento o conocimiento, lo cual sólo es posible a través de la confianza en la capacidad y el compromiso de la persona. Pero si la empresa está compuesta por ciudadanos, ella también es, en si misma, un ciudadano y tiene similares derechos y responsabilidades para con la sociedad en que vive y actúa.
Eduardo Bueno Campos
Catedrático de Economía de la Empresa en la Universidad Autónoma de Madrid
El libro
La responsabilidad social como motor de la empresa
Charles Handy
El capitalismo debe tener una vertiente social, además de económica. Sin ella, no subsistirá mucho tiempo. La empresa será una comunidad de personas comprometidas que asume su condición de sujeto [...]