Ángel L. Arboníes sobre ‘Trabajo impulsado por el conocimiento’
Ángel L. Arboníes
Socio fundador y director de Ángel Arboníes & Asociados
En los últimos tiempos es notoria la aparición de libros que relacionan conocimiento y competitividad; sin embargo, en la mayoría de las ocasiones apenas se profundiza en la forma en que se crea conocimiento desde la base y en cómo las organizaciones deben cambiar para lograrlo. Muchas veces, el problema reside en que no se abordan las implicaciones que el trabajo basado en el conocimiento tiene con respecto a trabajadores, directivos y sindicatos. Knowledge-Driven Work analiza esta cuestión desde una aproximación empírica y propone una discusión para empresas, gobiernos y entidades promotoras de empleo.
La clave, dicen los autores, está en analizar y entender cómo se crea conocimiento y cómo éste se utiliza para satisfacer necesidades. Esto remueve las raíces de las relaciones industriales manejadas por todos durante mucho tiempo.
En la era del conocimiento, todos los empleados de una empresa tienen habilidades, competencias y autonomía para trasladar a su trabajo diario la visión y objetivos de aquélla. Esto exige, en el ámbito organizativo, la creación de nuevos vehículos para lograr la participación del empleado, articulando un nuevo “contrato social” que involucre a trabajador y empresa en una serie de mutuas obligaciones, mucho más allá del intercambio de trabajo físico y tiempo por salario.
Con respecto a la naturaleza de los contratos de trabajo, los autores apuestan claramente por unas relaciones de trabajo estables. Las empresas de trabajo basado en el conocimiento deben garantizar la seguridad en el trabajo y establecer relaciones estables con sus empleados. Esta seguridad ha de basarse en un contrato de intercambio recíproco de confianza. Sólo una relación a largo plazo, basada en un nuevo contrato social, permite la perspectiva, el crecimiento personal, la distribución justa de beneficios y la creación de nuevas oportunidades.
Los individuos comparten con la empresa todo lo que saben y lo intercambian con otros compañeros para mejorar individualmente y contribuir a los objetivos de la empresa, con los que se sienten plenamente identificados. La empresa invierte en las personas y se establecen nuevas relaciones empleador-empleado. La función de recursos humanos pasa de ser el filtro de selección a ser el nexo de aprendizaje, motivación y creatividad.
Las relaciones laborales en la empresa pasan de una relación de adversarios a una relación de complementariedad entre todos los estamentos. La flexibilidad no debe lograrse a costa de la reducción de puestos de trabajo, sino de la polivalencia, lo que exige la adquisición de nuevas habilidades de forma constante. Mientras tanto, los dirigentes deben entender que las relaciones duraderas aportan un conocimiento tácito de suma importancia para la empresa. Si la preocupación es individual porque no existe seguridad, no es posible establecer la empresa basada en el conocimiento.
Las implicaciones de este largo trabajo de investigación son muy importantes para los directivos -y para su faceta de liderazgo-, ya que deben pensar en mejorar las habilidades del grupo y no exclusivamente las propias, como ha sucedido hasta ahora. Estas implicaciones se concretan en cuatro puntos:
- Los directivos deben crear sistemas organizativos para transferir e intercambiar conocimiento. Estos sistemas han de enfatizar la lealtad, el aprendizaje y otros aspectos intangibles.
- Todos los miembros de la empresa generan conocimiento, y esto hace que deba existir autonomía y confianza para que las personas mejoren su trabajo y las situaciones que lo afectan.
- Ha de lograrse una confianza e interdependencia basada en la experiencia y los objetivos compartidos.
- Es necesario dar poder e influencia a todas las instancias y no sólo a la relación jerárquica y de posición funcional.
La realidad es que la idea del conocimiento como fuerza de competitividad en la empresa se enfrenta a la profunda y arraigada percepción de la empresa tradicional. La adopción de un proceso de trabajo basado en el conocimiento de todos pasa por creer en las personas, puesto que son la fuente, la herramienta de aplicación y, al final, las beneficiarias de todo nuevo conocimiento.
Frente a aproximaciones ligeras al tema de la gestión del conocimiento, Knowledge-Driven Work puntualiza con precisión los grandes retos de la empresa basada en el conocimiento.
El libro
Lecciones prácticas para crear y difundir conocimientos
Joel Cutcher-Gershenfeld
Cuando las empresas japonesas empezaron a instalarse en Estados Unidos, había dudas, tanto por el lado japonés como por el americano, sobre si serían capaces de repetir el éxito que les había [...]