Beatriz Navarro Jiménez-Asenjo sobre ‘Vayamos adelante’
Beatriz Navarro Jiménez-Asenjo
Directora de Marketing y Comunicación de FNAC
Actualmente las mujeres ocupamos en el mundo más del 40 % de los puestos de trabajo, pero de ellos solo aproximadamente el 16,5 % son puestos directivos, según datos de la Organización Internacional del Trabajo. Todo el mundo habla últimamente de liderazgo femenino; parece que está en boga. Cada vez más mujeres tienen un gran protagonismo en los negocios, en las empresas e incluso en la política y cada vez hay más mujeres en las universidades preparándose para el futuro.
Sin embargo, muchas de ellas se quedan en el camino: unas porque no tienen más remedio que hacerlo por las circunstancias que les han tocado vivir y otras porque creen que sigue sin estar muy bien visto priorizar la vida profesional frente a la personal, pero esto no es así, ya que se pueden combinar perfectamente ambas facetas. Como madre de tres hijos pequeños, puedo asegurar, desde mi experiencia, que es posible desarrollar una carrera profesional y al mismo tiempo ser madre. Es verdad que a veces debes renunciar a pasar más tiempo con tu familia de lo que te gustaría, pero en contrapartida ganas la satisfacción de estar trabajando en algo que te gusta y para lo que te has preparado durante muchos años.
Muchas veces somos nosotras mismas las que nos construimos el famoso “techo de cristal” que nos impide crecer profesionalmente y en el que todavía pesan mucho los estereotipos, como el de que el jefe deber ser un hombre o la idea de “yo no valgo para ese puesto”. Este planteamiento debe cambiar, comenzando por la educación que damos en los colegios y hogares a las niñas de hoy, que serán las mujeres directivas del futuro.
Además, es fundamental que las empresas sean capaces de implantar sistemas de conciliación que permitan a todos sus empleados (mujeres y hombres) conciliar la vida profesional y la familiar para que exista un equilibrio entre ambos mundos. De lo contrario, las compañías no serán capaces de contratar, retener y promover a mujeres que ocupen puestos directos y ejerzan un estilo de liderazgo necesario hoy en día. Por nuestra parte, las mujeres debemos aprender a compaginar la vida profesional con la personal y para ello debemos saber delegar, no sentirnos culpables y disfrutar en cada momento de lo que estamos haciendo (trabajo, familia, ocio, etc.).
Como conclusión, creo que hay muchos retos encima de la mesa, pero estoy convencida de que las mujeres ejercemos un liderazgo mucho más flexible y adaptable, buscamos conexiones emocionales y, por tanto, creamos equipos más consolidados, que trabajan mejor conjuntamente. También tenemos una inteligencia más social y emocional, en general sabemos escuchar mejor, sentimos empatía y estamos más pendientes de los detalles. Creo que las mujeres podemos cambiar la forma de dirigir organizaciones y hacerlas más humanas y mejores.
Necesitamos un nuevo tipo de liderazgo, uno que fomente el equilibrio y la equidad. En este contexto, nuestro mayor valor es aportar nuestro estilo de liderazgo femenino a las organizaciones y estoy segura de que aquellas que sepan valorarlo serán las grandes triunfadoras.
El libro
Mujeres, trabajo y liderazgo
Sheryl Sandberg
En el mundo profesional, las mujeres se enfrentan a obstáculos reales. Pocos lugares de trabajo ofrecen la flexibilidad y el acceso al cuidado infantil y a las bajas por maternidad necesarios [...]