Ignacio Álvarez de Mon sobre ‘Not Knowing’
Ignacio Álvarez de Mon
Profesor de Comportamiento Organizacional en IE Business School y profesor visitante, entre otras, de Ashridge Business School y la Universidad de los Andes (Bogotá). Asimismo, es coach ejecutivo y autor de El desafío de la felicidad y de numerosos artículos.
El triunfador. Por fin le conocí. Tenía diez años más que yo y había conseguido todo lo que yo hubiera deseado alcanzar. En lo profesional, era un reconocido y prestigioso escritor de libros de ensayo con un enfoque filosófico y humanista. Como consultor, se había especializado en conectar el mundo de la gestión, la innovación, las nuevas tecnologías y la labor de apoyo social a los más desfavorecidos. Eran muchos los proyectos que había contribuido a hacer realidad; muchas personas habían visto mejorada su existencia gracias a su labor.
Cualidades personales a destacar: humildad y determinación. Siempre dispuesto a escuchar, atento y con ganas de aprender, de todo, de todos. A la vez, raudo, directo, apasionado, sin titubeos, si la meta estaba clara.
Su vida parecía sencilla, normal: mujer, tres hijos y un perro. Una casa en la ciudad y otra en la playa, a la que en los últimos años había sido capaz de visitar con mucha más frecuencia. Amigos sí, pero ni tantos que no diera tiempo a verlos ni tan pocos que te acabaras aburriendo. En su casa de la playa, buena parte de la charla tuvo lugar paseando por la arena mojada, viendo las olas batir, los dos solos, sin nadie más a la vista. Por la tarde, ya anocheciendo, terminamos nuestra conversación frente al fuego con una cervecita en la mano.
Le pregunté cuáles habían sido las claves para conseguir todo lo que había logrado. Anhelaba respuestas claras, pautas ciertas, directas, sencillas. Su respuesta me sorprendió: “Pero ¿qué he logrado?”. Todo lo que yo admiraba en él le parecían circunstancias, situaciones, golpes de suerte incluso a los que la vida te lleva.
Sobre la marcha, me explicó que él siempre se había dejado llevar por la intuición, ese conocimiento íntimo de lo que a uno le conviene o no. Él se fiaba de esa vocecita interior y de su permanente afán y disfrute por aprender cosas nuevas. Nunca le agobió no saber y, menos aún, reconocerlo. También le guió el placer de encontrar gente nueva y, a la vez, disfrutar de los de siempre. Manejaba dos únicas certezas. La primera, la muerte; algún día nos tendremos que ir. La otra, el día de hoy, el día que hoy empieza. A partir de ahí, ya no es prioritario vivir mucho, sino vivir bien. ¿Y qué es vivir bien? Vivir la propia vida, la que a cada uno nos toca. Recorrer el camino que cada quien tiene por delante.
Al día siguiente, al despertarme, me dio la sensación de que todo lo había soñado. Parecía tan real, tan cierto… Dicen que los sueños son las formas que encontramos para decirnos las grandes verdades de las que no nos atrevemos a hablar despiertos. Ese triunfador era yo y mi forma de triunfar estaba ahí, al alcance de mi mano, empezando desde hoy, actuando desde ya. ¿Quién sabe? A lo mejor en diez años le vuelvo a encontrar.
“Nunca debemos dejar de explorar, y el final de nuestra exploración será llegar a donde comenzamos y conocer el lugar por primera vez” (T. S. Eliot).
Ignacio Álvarez de Mon
Profesor de Comportamiento Organizacional en IE Business School y profesor visitante, entre otras, de Ashridge Business School y la Universidad de los Andes (Bogotá). Asimismo, es coach ejecutivo [...]
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