Marta Prieto Asirón sobre ‘Mirando los negocios al revés’

Marta Prieto Asirón

Profesora de Innovación y Creatividad, y fundadora y directora del Centro de Talento Creativo y de Editorial Kolima

Innova-acción, estrategia y mente

Mucho se ha escrito sobre la innovación. No es para menos. La innovación es, probablemente, para la Humanidad en su conjunto, una de las actividades o procesos más importantes. No en vano es nuestra capacidad de innovar, nuestra capacidad creativa, la que nos ha colocado donde estamos hoy. Por tanto, la innovación no es solamente un proceso empresarial estratégico fundamental para competir en los mercados, sino que forma parte de nuestra esencia más humana. Nuestra capacidad creativa, de donde surge la innovación –esta sería la creatividad aplicada a un resultado útil–, es como un motor interno que nos impulsa a superarnos continuamente como individuos, como sociedad y como especie.

Uno de los artículos más influyentes que existen sobre innovación se titula “Cómo matar la creatividad”. En este magnífico trabajo, Teresa Amabile, profesora de Administración de Empresas y directora de investigación en la Harvard Business School, muestra que la creatividad es el resultado de la interrelación entre la sabiduría (una mezcla potente de conocimiento y experiencia) y una serie de habilidades del pensamiento creativo (a saber, la capacidad para hacer las preguntas correctas, la habilidad para hacer contactos, la capacidad de observación, para sentir empatía, para colaborar y para experimentar).

Por tanto, la creatividad es algo que en gran medida se puede entrenar. Buena noticia si tenemos en cuenta que, aunque todos nacemos con una considerable capacidad creativa, el sistema educativo y los propios entornos sociales y empresariales que hemos creado se van encargando de “matarla” y apagarla de forma considerable. Sin embargo, existe un componente más para la creatividad, probablemente el más interesante de todos, que es la motivación. Este factor determina lo que el individuo realmente decide hacer con sus potenciales capacidades. La motivación intrínseca (más que la tradicional motivación extrínseca), es decir, la pasión y el interés, esto es, el deseo interno de cada individuo de hacer algo porque le gusta, porque pone en juego su habilidad y, por tanto, le realiza, por el sentido de reto y de propósito, marca la diferencia.

Para una empresa, ser realmente innovadora requiere dotarse de suficientes individuos motivados y apasionados por su trabajo y ser capaz de desafiarlos y crearles entornos seguros en los que puedan permitirse asumir determinados riesgos, algo esencial para la innovación.

Estratégicamente, la empresa que quiere ser realmente innovadora tiene que ir a contracorriente de sus competidores si quiere diferenciarse. El estupendo libro de Jorge Boza, Mirando los negocios al revés, desarrolla una metodología completa de trabajo para que las empresas desafíen los límites convencionales de sus industrias. Es un proceso que siempre pasa por reprogramar nuestras creencias habituales sobre lo que es posible y lo que no. Este es el secreto de las empresas verdaderamente innovadoras como Apple o Google. Y las extraordinarias cualidades de personas creativas unidas en proyectos comunes en organizaciones altamente innovadoras son las creadoras de nuestro futuro.

El libro

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