Descripción
La sociedad actual, debido a su ritmo frenético, hace que los niveles de energía vayan bajando sin que se pueda hacer demasiado por remediarlo. Sin embargo, para ello existe la “vitamina X”, que, lejos de ser un compuesto químico, es un modelo que presenta cuatro fuerzas de las que obtener energía: el cuerpo, las emociones, la mente y, finalmente, el propósito.
Claves
- Los tres tipos de energía.
- El papel de la confianza en los equipos.
- Por qué es tan importante tener foco.
La sociedad actual, debido a su ritmo frenético, hace que los niveles de energía vayan bajando sin que se pueda hacer demasiado por remediarlo. Sin embargo, para ello existe la “vitamina X”, que, lejos de ser un compuesto químico, es un modelo que presenta cuatro fuerzas de las que obtener energía: el cuerpo, las emociones, la mente y, finalmente, el propósito.
En primer lugar, el cuerpo es la primera fuente evidente que provee de energía. Para conseguir potenciarlo, es imprescindible llevar una alimentación correcta y un descanso que permita recuperar los niveles de energía. Esto hace que después uno pueda dar lo máximo de sí mismo. También ayuda mucho mantener un ritmo de vida activo, a través del deporte y el ejercicio.
En segundo lugar, las emociones también están muy relacionadas con los niveles de energía. En esta parte, el punto más importante es la confianza, la seguridad en uno mismo, que ayuda a tomar decisiones en los momentos difíciles. Asimismo, la confianza elimina las barreras y predispone al máximo rendimiento.
En cuanto a la mente, lo más relevante es acostumbrarse a tener foco. Esto se refiere a que, si se utiliza, el enfoque ayuda a centrarse solamente en los objetivos, eliminando las posibles distracciones. También es muy importante medir la distancia que ya se ha recorrido y disfrutar de los pequeños logros. Así se concentran las energías y se obtienen los mejores resultados posibles.
Una vez que se consigue adoptar el foco, es imprescindible no bajar nunca el listón o incluso subirlo poco a poco; es decir, aumentar el nivel de exigencia. Esto permitirá ir alcanzando nuevos objetivos y obteniendo energía gracias a la consecución de pequeños retos que se vayan marcando en el día a día.
Finalmente, la última parte de este modelo es el propósito. Es vital tener un propósito, un objetivo, una razón por la que moverse y por la que trabajar para ser mejor. De hecho, el propósito se sitúa en el centro del modelo y es la mayor fuente de energía, que conecta a las otras tres. En realidad, el propósito es el que consigue dar relevancia a los actos.
Tribuna
Pablo Martínez Arroyo
Socio fundador del Instituto Español de Psiconeuroinmunología (IEP) y exjugador profesional de baloncesto en la ACB
Autores
Jesús Vega
Referente internacional como experto en recursos humanos y expansión internacional, ha sido director de Recursos Humanos en Inditex y Grupo Santander
Pilar Jericó
Galardonada en 2015 como una de las 100 Mujeres Líderes en España, es presidenta de la consultora Be-Up, una de las expertas más reconocidas en el desarrollo del talento y el liderazgo y miembro [...]
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