Antonio Hidalgo sobre ‘Los secretos de los genios de la creatividad’

Antonio Hidalgo

Profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid

En la actualidad estamos asistiendo a un conjunto de cambios que están alterando el perfil del marco tradicional de actuación de la empresa. Se están produciendo cambios socioeconómicos e institucionales, por un lado, y tecnológicos, por otro, en un contexto de globalización de la actividad económica y de incremento de la competitividad internacional, lo que da lugar a importantes discontinuidades.

Las empresas se enfrentan a un espacio de actuación muy reducido; las opciones sólo son dos: sumarse y participar en esa fuerza en marcha o, alternativamente, sufrir sus impactos no deseados. Para hacer frente a esta obligación de competir sobre la base de las ventajas que le proporcionan las nuevas soluciones técnicas, la empresa ha tenido que hacer propia una actitud de permanente innovación, es decir, utilizar conocimiento para crear riqueza.

Es precisamente en esa necesidad de gestionar con eficiencia el proceso de innovación -lo que exige un considerable grado de imaginación al constituir una ruptura relativamente profunda con las formas establecidas de hacer las cosas- donde se enmarca el interés del libro de Michael Michalko, Cracking Creativity, pues la creatividad es el elemento que desencadena el potencial innovador de la empresa al permitir la generación de ideas que posteriormente serán modificadas y transformadas en nuevos productos.

En este sentido operativo, la creatividad busca dinamizar el convergente y usual modo de pensar, para que resulte divergente e imaginativo en cada persona, de manera que con las mismas directrices comunes se estimulen de forma sorprendente modos de pensar y expresarse personales. Ahora bien, la generación de ideas debe ser organizada dentro de la empresa, puesto que la creatividad, al centrarse sobre el pensamiento del ser humano y estar limitada por los hábitos y experiencias personales, necesita la aplicación de métodos y modelos específicos.

En esta perspectiva de aplicación en la empresa, el autor introduce dos elementos específicos:

  •  La consideración de las estrategias aplicadas por diferentes “genios” a la hora de activar y desencadenar su creatividad, así como los parámetros que caracterizan el escenario de su desarrollo. Estos parámetros están íntimamente relacionados con rasgos como la constancia, el trabajo automotivado, la búsqueda constante de nuevas alternativas y la insatisfacción intelectual e institucional que alentaban la búsqueda del cambio permanente.
  •  El desarrollo de un conjunto de técnicas para generar ideas que incluyen combinar palabras, representar las ideas con imágenes, analizar los problemas desde diferentes perspectivas, combinar elementos no relacionados y dejarse llevar por la imaginación.

Esta diversidad de métodos para potenciar la creatividad pone de manifiesto un hecho relevante: ninguna teoría proporciona una explicación completa del fenómeno. Si bien esto es cierto, todos estos métodos tienen una característica común: se basan en la hipótesis de que los grupos son el entorno adecuado para potenciar la creatividad y ésta se potencia en mayor medida favoreciendo la asociación libre de ideas.

Ello apunta a que la creatividad, para ser desarrollada, necesita una nueva cultura organizacional en la empresa caracterizada por:

  •  La diversidad de fines y opciones, de tolerancia y elección comprometida, que obliga a escuchar los deseos difusos del cliente.
  •  La comunicación global a la que los individuos tienen que aportar su participación crítica y el debate explícito.
  •  La descentralización y la autoayuda, que resaltan el nivel de iniciativa e inventiva del individuo y de los grupos.
  •  La democracia participativa y cooperativa, para decidir por sí mismo y en equipo, contando con el sentir de los demás sin renunciar a las propias aspiraciones.
  •  La dimensión básica humana de la persona.

Cuando se logra coordinar estos elementos, se obtienen resultados espectaculares, aunque ello requiere un trabajo serio y dedicación. Por ejemplo, la planta de Toyota en Nagoya posee un sistema de sugerencias que produce un promedio de 48 sugerencias por trabajador y año, el 95% de las cuales se pone en práctica.

Antonio Hidalgo

Profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid

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