Concepción Galdón sobre ‘Efecto dominó’

Concepción Galdón

Directora de Area 31, IE Center for Entrepreneurship and Innovation, y miembro del Venture Board de Ashoka España

La pobreza, el miedo al diferente, la falta de acceso a la sanidad y la educación o el cambio climático son problemas complejos que se sostienen sobre estructuras culturales e institucionales fuertemente arraigadas. Pretender afrontarlos como el héroe solitario que trabaja contra todos o aplicando lugares comunes indica desconocimiento de lo profundamente enraizados que están.

Los emprendedores sociales y los líderes del cambio han aprendido a enfrentarse a ellos “trabajando con”. Estamos ante una generación de líderes que trabajan en red y viven la acción como un desarrollo natural de la conciencia plena del otro. Es la acción que inevitablemente nace de la empatía. Son capaces de no aceptar la realidad que les viene impuesta, pero lo hacen con una visión en positivo, orientada a desbloquear el potencial de cambio que ven a su alrededor. Así se convierten en catalizadores de la transformación social.

Los emprendedores sociales permanentemente se preguntan de una forma pragmática cómo podrían generar el cambio que buscan. Desde esta perspectiva orientada a la acción y a lograr resultados es comprensible que muchos de ellos hayan encontrado en la lógica del mercado y de la empresa un aliado complementario al tercer sector y la sociedad civil para lograr sus objetivos. Lo interesante es que, colaborando con las empresas en el marco de la lógica del mercado, han ayudado también a transformar esas mismas empresas y el propio mercado, convirtiéndolos a su vez en catalizadores del cambio.

La historia de cada emprendedor social y de cada agente del cambio que he conocido es diferente. Las maneras en las que cada uno de ellos llega en un momento de su vida a comprometerse con la construcción de un mundo mejor son tan diversas como agentes del cambio hay. Para algunos se manifiesta como una necesidad que empieza a gritar en su interior en un momento dado; de repente, giran su carrera por completo en un punto de inflexión cardinal. Para otros es como un susurro que no pueden dejar de escuchar. Empiezan a ver con creciente claridad lo que pasa a su alrededor y va naciendo en ellos la necesidad de participar en acciones transformadoras. Gracias a las nuevas tecnologías, ni unos ni otros pueden tapar esa sensación con un simple “Yo no puedo hacer nada”.

La aceleración del desarrollo de nuevas tecnologías y, sobre todo, el enfoque en su accesibilidad hacen que cada persona tenga a su alcance una cantidad casi infinita de información y un inmenso altavoz al mundo. Las nuevas tecnologías son accesibles tanto en precio como en usabilidad. En 2017, ni las limitaciones económicas ni la falta de formación técnica suponen una barrera para poner a disposición de aquello que para ti es importante algunas de las herramientas más potentes que hay en el mundo. Esto permite la activación de cada uno de nosotros como agentes del cambio.

Tenemos a nuestro alcance las más potentes herramientas que ninguna generación haya tenido antes que nosotros. Si desarrollamos la empatía suficiente para ver, y no solo mirar, la realidad que nos rodea, encontraremos el impulso para usarlas en colaboración con otras personas para legar un mundo mejor a nuestros hijos. Como reza el lema de Ashoka, Everyone a Changemaker, todos somos agentes del cambio. Cambiar las cosas sin duda es arriesgado. Dejar de hacerlo lo es muchísimo más.

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