Douglas McEncroe sobre ‘Mentes en movimiento’

Douglas McEncroe

Director de Douglas McEncroe Group

Lowell L. Bryan y Claudia I. Joyce enfocan el reto más importante de este comienzo de siglo y le ponen luz a cómo rediseñar las organizaciones para que la dirección realmente sea efectiva. Nos argumentan por qué hoy ya no vale dirigir personas y gestionar como se hacía en el siglo xx y aportan modelos organizativos para resolver el problema y retornar a altos crecimientos en beneficios y valores de mercado.

La realidad es que nuestras organizaciones están dirigidas y gestionadas desde estructuras y paradigmas con más de un siglo de antigüedad, que claramente no son capaces de abordar la complejidad actual de las organizaciones. Desde la Teoría de la Complejidad, hoy en boga en el mundo científico más vanguardista, así como en teóricos de otras disciplinas, sabemos que, cuanto mayor es la complejidad de un sistema, de una organización, las soluciones aumentan exponencialmente.

Desde este punto de vista, los dos expertos proponen nuevas fórmulas para movilizar las mentes, para movilizar el talento, el verdadero activo del siglo xxi. Como ellos mismos apuntan: “Casi todas las empresas actuales, desde las más antiguas y mediocres hasta las más eficaces de alto rendimiento, fueron creadas ante todo para movilizar activos de fuerza laboral y de capital, no los activos intangibles que permiten que los beneficios por trabajador crezcan hasta niveles nunca vistos. Dirigir en el siglo xxi una empresa con un modelo de organización diseñado para el siglo xx establece límites en la forma de actuar de la empresa. También crea una gran maquinaria innecesaria e improductiva: algo que frustra a los trabajadores y desperdicia recursos. Las plagas de la empresa moderna son estructuras laborales difíciles de dirigir, silos organizativos de gruesas paredes, estructuras de matriz confusas, sobrecarga de correos electrónicos y trabajos imposibles de realizar”.

La buena noticia es que las oportunidades para mejorar el rendimiento de los trabajadores con mayor eficiencia son enormes: las encuestas muestran que, en grandes empresas, los profesionales cuya labor les exige enormes dosis de reflexión sienten que pierden desde medio día hasta dos días de trabajo a la semana en correos electrónicos o de voz y reuniones improductivas. Hoy día, las organizaciones deben ser rediseñadas para eliminar toda esa improductividad y estimular al mismo tiempo la creación y el intercambio eficaz y eficiente de intangibles valiosos, a partir del talento. Un diseño organizativo acorde con el siglo xxi es la llave que abre las oportunidades del nuevo siglo.

La propuesta de los autores pasa por la creación de estructuras de línea central, fórmula para simplificar el uso de autoridades jerárquicas; gobiernos de empresa integral que permitan y estimulen la colaboración; y una gestión dinámica, lo que ellos llaman procesos para descubrir nuevas iniciativas que creen riqueza. Proponen lograr estos flujos de intangibles mediante la creación de redes formales, con una combinación de jerarquía y colaboración, que impulsarán la efectividad de las redes horizontales por toda la organización; de mercados de talento y también de mercados de conocimiento.

Para los pensadores del management más actual, el diseño organizativo –es decir, el cómo se relacionan las personas, su calidad y su eficacia– realmente es la estrategia, ya que, en el siglo xxi, la riqueza provendrá de ser mejor a la hora de movilizar el valor de los trabajadores con talento.

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