Eduardo García Erquiaga sobre ‘What Really Works’

Eduardo García Erquiaga

Director general de Galicia Business School y socio director de Ideo y Exponente Business

¿De qué depende la competitividad de una empresa? ¿De la tecnología? ¿Del dinero? ¿De la información? ¿De los recursos? ¿De las estructuras? La búsqueda de los factores clave del éxito empresarial es la búsqueda de la piedra filosofal en la que se empeñan todos los gurús con éxito desigual. What Really Works aporta claves de interés sobre esos factores de éxito y, lo que es más importante, nos permite detectar con mayor claridad qué es lo que no funciona, aquellas técnicas y estrategias que, pese a las modas y al márketing, no tienen una incidencia real en la competitividad.

Más allá de la creativa fórmula del 4 + 2 que proponen los autores, su amplio trabajo de investigación, basado en un riguroso análisis estadístico, destapa esas prácticas que no funcionan, que no marcan la diferencia. Y en este apartado encontraremos muchas de las fórmulas mágicas en uso. En efecto, no marca la diferencia poseer un fantástico sistema de información, ni la cantidad invertida en tecnología, ni los programas de gestión del cambio, ni el empleo de las técnicas de supply chain management, ni el corporate governance, ni el fichaje de directivos “galácticos”.

Más allá de las modas, en el management se imponen la prudencia y el sentido común, y parece obvio que el buen ejercicio del liderazgo tiene más que ver con los resultados empresariales que con el dinero, la tecnología o los programas de gestión del cambio. Ilustra esta realidad una anécdota un tanto peculiar. Sucedió en el Vaticano. Cuando el Papa Juan XXIII asumió el pontificado, en una entrevista, un joven periodista le preguntó: “Santidad, ¿cuántas personas trabajan en el Vaticano?”. El pontífice, con fina ironía, respondió: “Aproximadamente la mitad…”.

Las aportaciones de este amplio trabajo nos reconcilian con la prudencia y el sentido común más allá de las modas, y nos hacen ver la importancia de un liderazgo efectivo y de la capacitación de los directivos como factor de éxito empresarial. Una estrategia clara y enfocada al cliente, el énfasis en la acción, una cultura orientada a los resultados y la construcción de una organización sencilla son los factores primarios del éxito. Si a estos factores primarios les añadimos que el 15% de la varianza de los resultados empresariales se explica por el liderazgo comprometido de la dirección y que un factor vital es conservar a los buenos empleados y promover a aquéllos que atesoran el talento, vemos con claridad que, más allá de modas, inversiones y modernas recetas de gestión, los resultados vienen de la mano de la calidad directiva. Dependen, esencialmente, de lograr que “todos trabajen en el Vaticano” y de lograr que las cosas se hagan.

David Starr-Jordan decía que “la sabiduría consiste en saber qué es lo que hay que hacer; la habilidad, en saber cómo hacerlo; y la virtud, en hacerlo”. Contar con la información, poseer la tecnología o disponer del dinero ayuda, pero contar con una estrategia y hacerla efectiva por parte de todos es la clave.

Frank Maguire, importante directivo de Federal Express, nos explicaba hace tan sólo un año las claves del éxito de su empresa. Lo hacía a través de un símil náutico: aseguraba que su empresa debía su éxito a que “todos somos tripulación; no hay pasajeros”. En los hábitos directivos y en las actitudes está realmente, como corrobora este interesante trabajo de Joyce, Nohria y Roberson, la mejor explicación de la competitividad de las empresas. Invertir en su desarrollo será, siempre, la mejor inversión.

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