Jesús Hoyos sobre ‘101 Ways To Develop Your People’
Jesús Hoyos
Socio director de Guk Consultores y profesor de la Universidad de Deusto
Esta obra es un dinámico, directo y bien orientado intento de estimular la acción de las personas con responsabilidad directiva en las organizaciones, aquellas personas en cuyo “saber hacer” está el desarrollo de las personas que tienen a su cargo.
Es estratégico y vital para las organizaciones conseguir a través de su gestión el “desarrollo” de las personas que trabajan en ellas, para obtener con mayor facilidad tanto los resultados económicos como el aumento de la satisfacción por su aportación profesional.
Por su importante contribución a los resultados, “el factor humano” en las organizaciones es considerado un factor estratégico siempre que los valores que la organización “declara” a nivel formal se respalden desde el máximo nivel de dirección con acciones concretas.
Las personas constituyen un “recurso” susceptible de crecimiento –desarrollo– a lo largo de toda su vida que, en la medida de lo posible, las organizaciones han de saber cómo estimular.
Desarrollo, cambio y aprendizaje son aspectos íntimamente ligados. En muchas ocasiones, las organizaciones necesitan, para alcanzar sus objetivos estratégicos, que se realicen cambios no solo de algunos de sus sistemas de gestión, sino también de las “formas de hacer”, de relacionarse las personas entre sí o con los clientes. Responderán a estas necesidades con el aprendizaje de nuevos estilos, nuevas “formas de actuar”.
Dice Peter Honey en su obra 101 ways to develop your people without really trying que es en los acontecimientos cotidianos del trabajo donde hay que detectar las oportunidades de desarrollo personal y proporciona para ello herramientas probadas como eficaces.
El autor ofrece a las personas que ocupan puestos de dirección multitud de respuestas (101) a la importante cuestión estratégica de atender el desarrollo de las personas de las organizaciones de una manera simple y concreta –quizá, por lo simple, obviada hasta ahora–.
Propone centrar la atención de la actuación del desarrollo en el entorno del propio puesto de trabajo. Esto es coherente con las conclusiones científicas de varios de los investigadores del comportamiento humano en las organizaciones –Maslow y Herzberg entre otros–.
El puesto de trabajo es el crisol de la motivación y en su entorno se han de centrar los esfuerzos por aportar a las personas que los ocupan los medios adecuados:
- Facilitar la consecución de los objetivos organizacionales estratégicos y de gestión de manera eficaz y eficiente para mejorar la competitividad.
- Ir “construyendo” la optimización de las capacidades de las personas por el crecimiento y la aplicación consecuente de esos conocimientos, habilidades y actitudes. Esta optimización debe responder al reto de aportar satisfacción a los clientes externos a través de la satisfacción de los clientes internos, las personas empleadas en tales organizaciones.
La obra de Peter Honey integra, a mi entender, dos aspectos importantes en este sentido:
- La posibilidad de identificar y chequear, a través de 101 “herramientas”, las prácticas profesionales relativas al “desarrollo” de las personas que forman los equipos de colaboradores.
- El retomar la orientación del “sentido común” en el enfoque y actuaciones dirigidas al desarrollo de las personas colaboradoras.
Los profesionales que lo requieran tienen en la obra la posibilidad de:
- Conocer –repasar la mayoría de las veces– y evaluar, a raíz de la lectura de las 101 herramientas, las posibles utilidades derivadas de su aplicación en su actividad profesional por la práctica de dichas herramientas.
- Planificar, en los casos que lo estimen oportuno, la aplicación de algunas de estas herramientas a su práctica profesional.
- Realizar los cambios que se quieran introducir en sus prácticas de gestión para mejorar su responsabilidad sobre el crecimiento de las personas a ellas asignadas.
Y, para acabar, una última reflexión sobre el desarrollo: dirigir, hoy en día, es una labor cada vez más compleja que exige el uso de la capacidad intelectual de todas las personas empleadas en las organizaciones, cada una a su nivel. Con este esfuerzo conjunto en el logro de los objetivos se aumenta la integración de las presiones en las organizaciones, así como su satisfacción personal.
El libro
Guía del directivo para el aprendizaje en el trabajo
Peter Honey
La función de desarrollo del personal está reconocida desde hace tiempo como una de las principales responsabilidades de todo directivo. Sin embargo, son aún muy pocos los que asumen [...]