La oratoria que un CEO necesita
Mónica Pérez de las Heras
Directora de la Escuela Europea de Oratoria.
Si eres directivo o directiva, comunicar y hablar bien en público es fundamental para ti y no hacerlo puede suponer que no realices bien tu función como CEO, ya que de ti depende llevar a cabo una buena comunicación tanto externa como interna con tu equipo.
Hablar en público, como cualquier otra actividad realizada por el ser humano, requiere conocimiento de la técnica, además de práctica. Una persona puede decir que juega al pádel, pero, si desconoce las normas, a ningún profesional del pádel va a convencer. Igualmente ocurre con la oratoria. Muchas personas consideran que saben hacerlo solo porque se suben a un escenario y abren la boca, pero no es así. De hecho, la falta de preparación a la hora de hablar en público se nota cada día más.
Como CEO, sabrás que gran parte de tu tiempo lo dedicas a hablar con proveedores, clientes, miembros del equipo, medios de comunicación…, por lo que una buena formación en oratoria en esencial para desarrollar estos puestos de responsabilidad. Y es que en la Escuela Europea de Oratoria creemos que es muy importante aprender oratoria, prácticamente para cualquier profesión. Dicen que en el 89 % de las profesiones se necesita hablar en público. En realidad, lo cierto es que nos encontramos con personas de muy distintas profesiones (maestros, médicos, policías, abogados, directivos, políticos, periodistas, ingenieros, funcionarios y un largo etcétera) que vienen con la misma inquietud: “Me pongo nervioso al hablar en público”, “Me sudan las manos”, “Me tiembla la voz”, “Odio hablar en público”… Sin embargo, pronto se dan cuenta de que todo eso lo están generando ellos mismos a través de su propia mente.
Hay gente por ahí que vende “recetas milagrosas” para quitar el miedo a hablar en público, pero dicha magia no existe. Es un trabajo elaborado, bien hecho, entre tu gestión de emociones y la gestión de tu cerebro el que puede hacer que dejes de tener los miedos que tienes. Gestión es la palabra clave.
Jugar con los silencios y las pausas es mágico para ‘enganchar’ a tu público y conseguir seducirlo
Cómo mover las manos, mantener una postura adecuada, mirar a la audiencia, utilizar la sonrisa, la voz kinestésica, la respiración abdominal o gestionar los momentos de escucha. La Escuela Europea de Oratoria ha preparado un decálogo que te puede ayudar a mejorar tus presentaciones y a conectar con tu audiencia.
- Gestiona bien tus emociones. Para ser un buen orador, un CEO necesita saber gestionar sus emociones (alegría, tristeza, miedo, sorpresa, enfado y asco) de manera adecuada para mostrarse siempre sereno, tranquilo, equilibrado… y no llegar nunca a la ira, a perder los estribos, etc. hablando en público. La inteligencia emocional ayuda al orador a gestionar bien las emociones y a ser capaz de transmitirlas, algo también muy importante.
- Emplea la llamada postura de “neutralidad”. Quizá la conozcas de Pilates. Es una posición en la que el orador está de pie, con su peso equilibrado en ambas caderas y los brazos colgando. Sus brazos y sus manos se mueven en cuanto comienza a hablar. Es la postura que podemos ver en el atril a los buenos oradores o cuando los políticos posan para una foto. Da sensación de seguridad delante del público.
- Gestiona bien tu mente. Todos los miedos e inseguridades que tenemos proceden de nuestros pensamientos; nosotros mismos los creamos. Tenemos que aprender a eliminar de nuestra mente los pensamientos negativos y potenciar los positivos a través de creencias positivas: “Claro que puedo hablar en público”, “Soy capaz”, etc.
Hablar en público, como cualquier otra actividad realizada por el ser humano, requiere conocimiento de la técnica, además de práctica
- Utiliza las tres claves de la oratoria. Son las claves que hemos comprobado en los grandes oradores de la Historia: naturalidad (ser tú mismo), humildad (no creerte más que nadie, ni ser prepotente al hablar en público) y hablar desde el corazón (con ganas, con pasión, con ilusión…). Son tres claves que te ayudan a salir de cualquier situación que te pueda pasar al hablar en público.
- Consigue que tu público “vuele” contigo. Con el fin de evitar los discursos aburridos o las presentaciones que se denominan “muerte por PowerPoint”, necesitamos emplear lo que se llaman “buenos inicios y finales”. Como dijo Winston Churchill, “el mejor discurso es el que tiene un buen principio y un buen final y en el que la distancia entre ambos es la mínima posible”. Una anécdota personal, un storytelling, una cita, etc. pueden constituir un buen inicio o un buen final.
- Prepara bien la presentación. Si utilizas PowerPoint, Keynote, Prezi o cualquier otro tipo de presentación visual, tienes que tener en cuenta que ese elemento no es para ti, sino para tu público. Por tanto, lo que no se pueda leer no se puede poner y es preciso que el público pueda ver de una simple mirada lo que queremos decir.
- ¡Juega con tu voz! No podemos cambiar nuestra voz, pero sí el uso que hacemos de ella. Puedes tener el mejor discurso o la mejor presentación del mundo, pero, si no sabes interpretarlo adecuadamente, saldrá muy mal. Jugar, por ejemplo, con los silencios y las pausas es mágico para “enganchar” a tu público y conseguir seducirlo.
- Emplea un lenguaje no verbal (LNV) adecuado. Vestir según la imagen que se quiera dar y según el público que se tenga delante, evitar gestos inadecuados (tocarse la cara, el anillo, las pulseras o la corbata, usar el bolígrafo, tener las manos cerradas o los brazos o las piernas cruzados) y mover las manos al ritmo de la voz son pautas fundamentales de un buen uso del lenguaje no verbal en oratoria.
- Adapta tu lenguaje a tu público. No puede ser lo mismo hablar para niños, adolescentes, personas de la tercera edad, profesionales, médicos, profesores, abogados, ingenieros, policías, etc. El orador debe adaptar su lenguaje verbal a las personas que tiene delante, de manera que todo el mundo entienda lo que va a decir.
- Trata de ser coherente en los tres tipos de lenguaje. El ser humano utiliza tres tipos de lenguaje: el verbal (mensaje), el paraverbal (voz) y el no verbal (cuerpo). Para que un orador sea creíble, sus tres tipos de lenguaje deben ser coherentes; es decir, los tres deben indicar lo mismo. Si un orador no es coherente, pierde credibilidad.
Y, por supuesto, después de tener en cuenta todos los anteriores, la base es practicar, practicar y practicar.