Blockchain

Una blockchain no es más que una base de datos que se halla distribuida entre diferentes participantes, protegida criptográficamente y organizada en bloques de transacciones relacionadas matemáticamente entre sí; es decir, un conjunto de ordenadores (o servidores) llamados nodos que, conectados en red, utilizan un mismo sistema de comunicación (protocolo) con el objetivo de validar y almacenar la misma información registrada en una red entre pares.

Se puede decir que esta es la estructura física, como lo es la carrocería de un coche, pero… ¿y el motor? El motor de la blockchain es la suma de todos esos elementos que logran que la información recogida no pueda modificarse porque complejos algoritmos criptográficos, sumados a la propia capacidad colectiva de la red, contribuyen a asegurar la irreversibilidad de la información.

El consenso es precisamente la clave del sistema blockchain porque es el fundamento que permite que todos los participantes en él puedan confiar en la información que se encuentra grabada en su interior. Se trata de un aspecto con un gran potencial para transformar una infinidad de sectores clave de la industria y no menos de la sociedad en la que vivimos.

Las múltiples ventajas que ofrece la blockchain serán aprovechadas por las compañías más ágiles, lo que se traducirá en operadores de pequeño tamaño y poca plantilla, capaces de gestionar mucho más eficazmente grandes cantidades de clientes. De este modo se recrudecerá la competencia en el sector de las telecomunicaciones, lo que siempre acaba generando beneficios para la sociedad.

La blockchain está ahí, accesible para todos y en un mundo en el que todos podemos competir y cooperar en igualdad de condiciones. La única condición necesaria para alcanzar el éxito es un ecosistema propicio para desarrollar el talento, el ingenio y el esfuerzo.