El camino hacia el Lean Startup

Las empresas de hoy carecen de las capacidades que necesitan para prosperar en el próximo siglo: la capacidad de experimentar rápidamente con nuevos productos y modelos de negocio, la de brindar apoyo a los empleados más creativos y la de acometer una y otra vez el proceso de innovación con el fin de descubrir nuevas fuentes de crecimiento y productividad.

Una startup es una institución humana concebida para la creación de un nuevo producto o servicio en condiciones de incertidumbre extrema. Según esta definición general, cualquier persona, con independencia de su cargo, puede verse súbitamente arrastrada por la corriente emprendedora si el contexto de su trabajo se vuelve muy incierto. Los emprendedores están en todas partes: en pequeñas empresas, en corporaciones mastodónticas, en el sistema sanitario, en las escuelas e incluso en los organismos públicos. Están presentes allí donde se realice la honorable y a menudo anónima tarea de probar una idea novedosa, crear un mejor método de trabajo o llegar a nuevos clientes mediante la introducción de un nuevo producto o servicio.

Cuando las organizaciones adquieren ciertas dimensiones, se convierten en empresas anquilosadas, burocráticas y políticas. Dejan de innovar poco a poco y las personas más creativas deciden marcharse. Esta situación entraña una paradoja, que afecta a todos los que aspiran a la iniciativa emprendedora de rápido crecimiento: si tanto odiamos las grandes corporaciones, ¿por qué intentamos crear una nueva? Las técnicas Lean Startup pueden utilizarse para evitar que nuestra organización caiga en el letargo y la burocracia a medida que va creciendo.

Por otro lado, nos encontramos una y otra vez con personas que quieren cumplir desesperadamente una visión a largo plazo y dejar un legado de cambios significativos para su empresa, pero se encuentran con una presión cortoplacista en virtud de la cual las empresas se centran únicamente en los proyectos que potenciarán al máximo durante el trimestre o el ejercicio fiscal actual. Además, para que un proyecto se lleve a cabo en un trimestre y para que se asuman compromisos futuros basados en sus resultados, ese proyecto tiene que presentar un alto grado de previsibilidad, lo que resulta imposible en proyectos a largo plazo. Este documento ofrece una guía concreta para salir de este dilema y adoptar un sistema más sostenible con el fin de generar crecimiento y flexibilidad a largo plazo.