Descripción
La vida que tenemos no es el resultado de la casualidad, sino de lo que cada uno ha sabido negociar a lo largo de ella. Negociar lo es todo, pero genera nerviosismo en el negociador, independientemente de su experiencia. Ni siquiera el negociador más experto se siente plenamente tranquilo cuando negocia, pero lo que marcará la diferencia entre un negociador y otro será la forma en la que afronte las alteraciones emocionales. De este modo, se puede diferenciar entre el negociador efectivo, que será aquel que afronte sus miedos y logre el objetivo, y el que se deje superar por la situación y se aleje del éxito.
Claves
- Las tres fases de la negociación.
- El perfil de la identidad persuasiva.
- La importancia del control emocional para actuar.
La vida que tenemos no es el resultado de la casualidad, sino de lo que cada uno ha sabido negociar a lo largo de ella. Negociar lo es todo, pero genera nerviosismo en el negociador, independientemente de su experiencia.
Ni siquiera el negociador más experto se siente plenamente tranquilo cuando negocia, pero lo que marcará la diferencia entre un negociador y otro será la forma en la que afronte las alteraciones emocionales. De este modo, se puede diferenciar entre el negociador efectivo, que será aquel que afronte sus miedos y logre el objetivo, y el que se deje superar por la situación y se aleje del éxito.
Esto hace que la negociación sea fundamental para los directivos y emprendedores que estén interesados en la calidad de sus decisiones y de su vida profesional, así como para todas aquellas personas conscientes de la necesidad de dedicar tiempo a la reflexión y el análisis, a aprender a mejorar en cada una de las fases de la negociación, para así poder alcanzar el objetivo inicial establecido.
Hay que tener claro, en cada momento, cómo se debe actuar y qué gestos, acciones, palabras, posturas, etc. deben evitarse para que el resultado de la negociación no se aleje de los deseos de cada uno y así conseguir un acuerdo beneficioso para todos.
Negociar es relacionarse y dialogar orientando la interacción a la consecución de resultados muy concretos. Por ello, habrá que centrarse en los elementos emocionales, comunicativos e interpersonales de los que dependen el resultado y el balance coste/beneficio que el proceso tiene para cada uno de los implicados.
Este ejercicio de introspección contribuye a mejorar el denominado “músculo estratégico”, esa capacidad de los buenos directivos para exponer su visión, estructurar sus planes, comunicarlos y llevarlos a cabo con éxito.
Tribuna
Arturo Giménez
Fundador de Orange Thinking, certificado en el Harvard’s School Program on Negotiation; coach ejecutivo y de equipos por la Escuela Europea de Coaching y la Universidad Francisco de Vitoria.
Autores
Mercedes Costa
Consejera de Ebro Foods, S. A. y profesora y directora del Centro de Negociación y Mediación de IE Business School.