Descripción
Cada día, las empresas tienen que enfrentarse a su peor enemigo para triunfar en un mundo competitivo, capaz y repleto de talentos que elevan la competencia a lo más alto. Muchas identifican al adversario con fuerzas exteriores y pierden la batalla al no darse cuenta de que el verdadero rival está en el seno de la compañía, en los vestuarios y en la sala de reuniones. Se trata del propio equipo, de los propios compañeros, que no son conscientes de lo importantes que son las relaciones personales, los vínculos, la confianza y la preocupación sincera por ayudarse mutuamente a mejorar con respeto y honestidad.
Claves
- Ejercicios para fortalecerse como equipo.
- Cómo saber si estás en un gran equipo.
- La importancia de la unión y la conexión entre los miembros del equipo.
Cada día, las empresas tienen que enfrentarse a su peor enemigo para triunfar en un mundo competitivo, capaz y repleto de talentos que elevan la competencia a lo más alto. Muchas identifican al adversario con fuerzas exteriores y pierden la batalla al no darse cuenta de que el verdadero rival está en el seno de la compañía, en los vestuarios y en la sala de reuniones. Se trata del propio equipo, de los propios compañeros, que no son conscientes de lo importantes que son las relaciones personales, los vínculos, la confianza y la preocupación sincera por ayudarse mutuamente a mejorar con respeto y honestidad.
Son numerosos los directivos que detectan una falta de conexión entre los miembros de su equipo y obvian el problema al no saber lo determinante que es ese factor en los resultados finales de la compañía. Se obsesionan con victorias y derrotas, poniendo a su equipo metas basadas en propósitos numéricos que no suman motivación ni rendimiento en el lugar de trabajo. Hay quienes se rinden por no saber cómo afrontar una recesión y se dejan llevar por el miedo de experiencias pasadas hasta conducir al equipo a una derrota en bucle.
Salir de esa espiral frenética depende únicamente de actuar como novatos que nada temen al fracaso, de dedicar tiempo a ser vulnerable ante cada miembro, de luchar por fortalecer los vínculos con los compañeros y de actuar siembre bajo el paraguas de la positividad para crecer. El optimismo, junto con algunos trucos de los equipos más exitosos de la historia, se encargará de refrescar los ánimos de un equipo que parecía derrotado. Solo hay que eliminar la negatividad y alejar a los vampiros de energía positiva que no quieren cambiar, para que no contaminen a un grupo que siempre ha de sentirse seguro, comprendido y querido.
Es cuestión de crear una carretera señalizada al detalle, una cultura, para que ningún miembro pueda perderse jamás en su propósito de alcanzar los objetivos de la empresa. Asegurarse de que le sea imposible hacerlo depende de subir a todo el equipo al mismo autobús.
Tribuna
Autores
Jon Gordon
Consultor especializado en la gestión de la energía dentro de los equipos. Ha escrito una decena de libros, entre los que destacan ‘El bus de la energía’ y ‘Prohibido quejarse’, superventas de [...]