La empresa invencible

Todas las empresas buscan de forma incesante el modelo de negocio que les ayude a mantener su éxito en el tiempo y a permanecer en la industria. Buscan ser invencibles. Sin embargo, es crucial darse cuenta de que con el modelo de negocio que presentan la mayoría de las organizaciones del tejido empresarial actual, esto no es posible.

La clave para conseguir ser una empresa invencible reside en mantener dos tipos de modelo de negocio simultáneamente: la explotación y la exploración. Este concepto, que se conoce como dicotomía del portafolio, implica necesariamente poseer dos carteras, dos portafolios de productos con características totalmente diferentes.

El portafolio de explotación está compuesto por los productos y servicios que actualmente gestiona la empresa, de donde obtiene la base de sus ingresos. En cambio, el portafolio de exploración engloba los potenciales nuevos modelos de negocio e ideas que permitirán sobrevivir en el futuro. Ambas carteras conforman el mapa del portafolio, una herramienta que permite visualizar, analizar y gestionar los modelos de negocio que se desarrollan actualmente, pero también aquellas nuevas ideas que se están buscando y evaluando.

En cuanto al portafolio de exploración, las nuevas ideas se ubicarán dentro del cuadrante en función de dos factores. El primero es el retorno esperado de esas ideas, que puede medirse en rentabilidad, ingresos potenciales o impacto ambiental. El segundo es el riesgo de innovación, es decir, el riesgo de que la idea fracase. Este riesgo se incrementará cuando existan pocas evidencias del éxito de la idea.

El portafolio de explotación es la cartera de negocios existentes. Para clasificar los productos y servicios se utilizarán dos variables: el retorno que aportan a la cartera y el riesgo de disrupción, es decir, el riesgo de que un competidor disrumpa un negocio tradicional y el producto entre en declive.

Para crear una empresa invencible se debe, además, permitir que en la organización convivan dos tipos de cultura totalmente diferentes: la cultura de explotación (que aprecia la experiencia y adopta una mentalidad de expertos) y la cultura de exploración (que implica adoptar una mentalidad de principiante y aceptar los fracasos). La clave consiste en mantener esta dualidad viva dentro de la empresa.