Las edades de la globalización

El cambio tecnológico más radical de la historia ha venido, a partir del siglo XXI, de la mano de las tecnologías digitales. A medida que las máquinas han ido ganando en capacidades e inteligencia, la revolución ha traído consigo grandes logros en términos de control de enfermedades, acceso al conocimiento, inclusión financiera e incremento de los ingresos, así como una mejora en las condiciones de trabajo en todo el mundo.

La conectividad digital proporciona una rápida difusión de conocimientos y de habilidades, sin parangón en ninguna etapa anterior, lo que puede llevar a pensar que el fenómeno de la globalización es relativamente actual. Sin embargo, esto no es así: la humanidad siempre ha estado globalizada, aunque su carácter ha sido distinto en función de las épocas.

Desde los albores de la humanidad, las interacciones entre sociedades de diversas áreas geográficas, generadas a través del comercio, pero también de las guerras, han producido intercambios de tipo tecnológico, económico, institucional y cultural, que han venido a configurar el mundo actual.

No todo ha sido progreso en esta evolución. Hoy el mundo tiene que hacer frente a grandes desafíos. El primero de ellos es de tipo medioambiental, producto de dos siglos de industrialización y del actual ritmo de consumo mundial y de crecimiento demográfico. El segundo está relacionado con la desigualdad económica y social, que sigue en aumento a pesar de la convergencia económica generalizada y cobrará aún mayor impulso a medida que las máquinas inteligentes desplacen aún más a los trabajadores no cualificados. El tercero tiene que ver con los movimientos de orden geopolítico que se dan en un mundo armado hasta los dientes y el consiguiente peligro de conflicto que engendran. ¿Cómo alcanzar la sostenibilidad y la armonía?

Conocer las diferentes edades de la globalización y las experiencias en ocasiones dramáticas por las que el hombre ha pasado, proporciona una perspectiva más amplia y profunda de la realidad actual. La gobernanza del presente y del futuro para lograr un desarrollo sostenible en el que se eviten los conflictos pasa irremediablemente por la construcción de consensos y por la búsqueda de la cooperación global.