Descripción
Del uso que hagamos del tiempo, del día de hoy, de este presente, dependen la riqueza con la que se puede experimentar una vida y su significado. El tiempo es un factor finito, caro y valioso, y el uso que hacemos de este recurso explica la auténtica naturaleza y el rango de nuestros valores y prioridades. La calidad de nuestras relaciones, de nuestro liderazgo, de nuestras carreras profesionales, de nuestro ocio e incluso de nuestra salud depende en gran medida de nuestra relación con el tiempo.
Claves
- Cómo ser dueño de mi tiempo.
- Fijando prioridades y aligerando la mochila.
- Asumir la incertidumbre.
En un mundo sobrestimulado, multicanal, en el que todo ocurre muy deprisa, mantener la atención y vivir concentrados en el presente –único tiempo real que, sin embargo, los pensamientos sobre el pasado y el futuro pugnan por devorar– son cualidades de una inteligencia despierta y capaz de gestionar los recursos que tiene a su alcance.
Con más posibilidades y medios que en ningún otro momento de la historia de la humanidad, es habitual tropezarse con personas peleadas con el tiempo. Mientras hacen algo, su cabeza se va a la siguiente cita o repasa obsesivamente lo que ya pasó, convirtiendo su vida en un correcalles estresante y agotador. Requeridos desde diversas instancias –trabajo, sociedad, familia…–, los hombres y las mujeres de hoy sienten que pierden su agenda.
Del uso que hagamos del tiempo, del día de hoy, de este presente, dependen la riqueza con la que se puede experimentar una vida y su significado. El tiempo es un factor finito, caro y valioso, y el uso que hacemos de este recurso explica la auténtica naturaleza y el rango de nuestros valores y prioridades.
La calidad de nuestras relaciones, de nuestro liderazgo, de nuestras carreras profesionales, de nuestro ocio e incluso de nuestra salud depende en gran medida de nuestra relación con el tiempo.
Si una determinada tarea, compromiso, actividad, objetivo, obligación… definida como preferente no encuentra un hueco en la agenda, pueden estar sucediendo dos cosas: o bien no existe la fuerza de voluntad necesaria para pasar a la acción o quizá aquello que decimos que queremos hacer no es tan importante. No es tan fácil saber lo que realmente nos mueve e ilusiona, mientras demasiadas metas y actividades queridas son abandonadas o postergadas para mañana.
La agenda es un testigo que permite extraer conclusiones sobre la verdad de uno mismo. ¿Responde razonablemente bien a lo que considero importante en mi vida? ¿Refleja cierto orden y armonía en la distribución de las horas, permitiendo la concentración y, por tanto, cuidando la calidad de los encuentros? ¿Cuáles son los valores que refleja?
Dime lo que haces con tu tiempo y te diré quién eres.
Tribuna
Elena Villaizán
Fundadora y socia directora de PMP Management Factory y miembro del Comité Editorial de Manager Focus.
Autores
Santiago Álvarez de Mon
Profesor de Dirección de Personas en las Organizaciones en el IESE, es también coach de directivos en todo el mundo y consultor de empresas en gestión de equipos y liderazgo. Asimismo, es autor [...]