Vayamos adelante

De todos los jefes de Estado que existen en la actualidad, menos del 9 % son mujeres. Estas ocupan solo el 20 % de los escaños parlamentarios de todo el mundo. En el Parlamento Europeo, la tercera parte de los escaños está ocupada por mujeres. Ninguna de estas cifras se aproxima al 50 %.

El porcentaje de mujeres que ocupan puestos de liderazgo en el mundo empresarial es todavía inferior. Tan solo el 4 % de los 500 principales consejeros delegados de Fortune son mujeres. En toda Europa, las mujeres solo ocupan el 14 % de los puestos en las juntas directivas. El progreso es igual de lento en lo referente a la compensación económica: en Europa, las mujeres perciben de media un 16 % menos que sus colegas masculinos.

La promesa de igualdad no es lo mismo que una igualdad real. Un mundo genuinamente igualitario sería aquel en el que las mujeres dirigieran la mitad de los países y las empresas, y los hombres se encargaran de la mitad de los hogares.

En el mundo profesional, las mujeres se enfrentan a obstáculos reales. Pocos lugares de trabajo ofrecen la flexibilidad y el acceso al cuidado infantil y a las bajas por maternidad necesarios para desarrollar una carrera profesional a la vez que se tienen hijos. Además, las mujeres deben demostrar mucho más que los hombres que son capaces de hacer las cosas.

Aparte de las trabas externas establecidas por la sociedad, las mujeres se ven obstaculizadas por las barreras que existen en su interior: muchas veces se autolimitan, interiorizando los mensajes negativos que van recibiendo a lo largo de su vida. Derribar estas barreras es clave para que logren ganar en poder.

A continuación se presenta una serie de recomendaciones para aquellas mujeres que deseen aumentar sus oportunidades de llegar a lo más alto en su campo o que persiguen una meta con todas sus fuerzas, pero también para cualquier hombre que quiera comprender a qué se enfrentan las mujeres para aportar su granito de arena en la construcción de un mundo igualitario.