Descripción
Las condiciones de normalidad se han visto radicalmente alteradas a raíz de la pandemia. Qué duda cabe. Y esto presenta un escenario sin igual, lleno de extrañeza, que proporciona un laboratorio (y una oportunidad) en el que examinar, primero, qué tendencias venían produciéndose, cuáles tienen visos de quedarse y cuáles desaparecerán, y, segundo, qué nuevos hábitos de consumo van surgiendo de la mano del consumidor.
Claves
- El nuevo consumidor tras la pandemia
- La funcionalidad como bandera
- Reconstrucción de hábitos
Las condiciones de normalidad se han visto radicalmente alteradas a raíz de la pandemia. Qué duda cabe. Y esto presenta un escenario sin igual, lleno de extrañeza, que proporciona un laboratorio (y una oportunidad) en el que examinar, primero, qué tendencias venían produciéndose, cuáles tienen visos de quedarse y cuáles desaparecerán, y, segundo, qué nuevos hábitos de consumo van surgiendo de la mano del consumidor.
Más centrado en sí mismo y más reflexivo que nunca, este consumidor, rebautizado como yosumidor, redirige la atención hacia su yo y viene caracterizado por la necesidad de autogobernarse, de retomar el dominio de la situación y de reconquistar su zona de confort.
Su relación con las marcas es de igual a igual, cuando no de distanciamiento. Lejos quedan ya los atributos clásicos de estatus, aspiracionalidad y simbolismo a los que aspiraba a través de sus compras. El yosumidor busca por encima de todo funcionalidad en sus adquisiciones y hallar soluciones de productos y servicios que le hagan la vida, sencillamente, más fácil.
También se ha visto alterada su relación con el tiempo. Esta experiencia ha demostrado que todo puede cambiar en un breve lapso de tiempo y la construcción lineal de la vida, en base a las experiencias del pasado, ha perdido el sentido que tenía antes.
Se produce un estrechamiento del futuro, en el que poco o nada se confía, los planeamientos a largo plazo desaparecen e irrumpe con fuerza la mirada en el presente más inmediato. El consumo se dirige, de esta forma, a proporcionar momentos de disfrute que no planteen grandes exigencias ni compromisos de permanencia.
El teletrabajo, por su parte, un fenómeno que ha venido para quedarse, redibuja los ritmos y los flujos de desplazamientos de los consumidores, más libres a la hora de organizarse, asincrónicos y no tan anclados a sus centros laborales.
Bajo estas premisas, las marcas y las organizaciones se ven obligadas a repensar su papel y el modo de relacionarse con el yosumidor. Aquellas capaces de tangibilizar estas nuevas tendencias en el consumo, acompañando al consumidor, se habrán ganado su confianza. Algunas ya lo han hecho.
Tribuna
Judit Barrullas Bonet
Profesora de Marketing en la Universidad Rovira y Virgili, experta en comportamiento del consumidor y consumo colaborativo.