Luis Rodríguez Salgado sobre ‘Velocidad’

Luis Rodríguez Salgado

Cofundador de IDaccion y profesor de Creación de Empresas en la Universitat Autònoma de Barcelona y de Modelos de Negocio en Internet en la UOC

Muchos de nosotros fuimos alimentados intelectualmente en un modelo off-line y hemos de empezar a traducir ese aprendizaje hacia los nuevos modelos de negocio. En un futuro muy próximo es probable que todas las personas y las cosas estén conectadas siempre y en cualquier lugar. La cuestión será cómo discriminar y gestionar la parte pública y la privada en un acceso seguro y eficiente.

El cambio en las reglas del juego. El e-business se ha convertido en un instrumento que permite a todas las empresas, independientemente de su tamaño, competir en un mundo cada vez más globalizado.

Las personas por delante de todo. Las empresas no son máquinas; son personas. Si no eliges bien a tus compañeros de viaje, tu proyecto está muerto. Las organizaciones necesitan desarrollar estrategias que permitan la adquisición de e-skills (competencias electrónicas) entre sus equipos directivos y trabajadores, con el fin de garantizar una gestión más eficiente y eficaz, explorando las posibilidades de nuevas formas de desarrollo de negocios, procesos administrativos y organización para poner en marcha nuevas empresas.

El cliente no es tonto, pero los malos siempre saben más. El cliente tiene criterio, pero alguien discrimina por él. ¿Quién juzga al juez que decide qué información es relevante en una búsqueda? Google parece que lo resuelve todo, pero ¿sabes dónde y cómo buscar y discriminar lo relevante de lo superfluo?

Las nuevas tecnologías han introducido importantes cambios en el comportamiento del cliente. El comercio electrónico ha producido un efecto de sustitución de canales y también se han modificado los criterios de toma de decisiones de los consumidores. Existen claras diferencias en el comportamiento y la utilización de las redes según la edad, la renta familiar y el perfil sociolaboral del consumidor. De hecho, se podría dibujar una línea continua, en la que, en un extremo, se situarían las personas que viven ajenas al fenómeno tecnológico; en el otro extremo, los “e-expertos”; y, en medio, una amplia variedad de perfiles con más o menos experiencia en la utilización de tecnologías. Todavía hay barreras reales y psicológicas, como, por ejemplo, el coste del acceso, las infraestructuras disponibles, el marco político y legal existente de protección al consumidor, etc., que limitan la introducción de usuarios y empresas en el e-business.

Creatividad e innovación, sí, pero hasta cierto punto. Los asesinos de ideas no caben en una organización. Las personas razonables, sí, pero ¿dónde está la frontera entre el pesimista incontinente y el optimista soñador? Las empresas no pueden quedarse estancadas y deben hacer frente al reto de escoger en qué dirección deberían avanzar. La innovación no está exenta de peligros y, aunque es imprescindible en una organización, tiene sus fronteras en la línea que separa lo que el cliente es capaz de entender fácilmente y lo que no.

Internet, con prácticamente tres mil millones de usuarios en el mundo, está transformando nuestra manera de vivir, pensar y desarrollarnos personal y profesionalmente. También tiene su efecto en cómo las empresas se relacionan e interactúan entre sí y con sus clientes. La cuestión no es si tendremos que adaptarnos o no, sino cómo lo haremos y cuánto tiempo tardaremos.