Manuel Márquez Dorsch y Fernando Masiá sobre ‘The Leadership Challenge’

Fernando Masiá

El líder, definen inicialmente los autores, se diferencia del directivo tradicional por el entusiasmo y la inspiración permanentes con que contagia a su equipo y mediante los que alcanzan, juntos, logros extraordinarios.

El enfoque utilizado para presentarnos este estudio del “líder”, que podríamos catalogar prácticamente de anatómico, se sustenta en el análisis pormenorizado de un historial de más de 10.000 casos de liderazgo y de las características y opiniones de sus protagonistas: tanto de los líderes como de sus seguidores. La presentación de sus conclusiones es completa, metódica y concisa, siguiendo el mejor estilo de los libros de gestión de empresas. Por esta razón, puede sorprender al lector la simplicidad de algunos de sus resultados. Por ejemplo, el valor diferencial más importante del líder, destacado por el 90 % de los entrevistados en este trabajo, es la honestidad.

Ciertamente, estamos viviendo una época en la que en la imagen del ejecutivo ideal se contemplan, tan solo, aspectos tales como sus conocimientos teóricos, sus capacidades intelectuales, de control, exigencia y mando o sus habilidades de persuasión y negociación, todos ellos valores “duros” (hard values), cuyo impacto en la gestión de los negocios es relativamente sencillo de identificar. Sin embargo, se dejan al margen los sentimientos o valores personales “blandos” (soft values), como la honestidad o la preocupación sincera por el bienestar de los miembros de su equipo, cuyo impacto es de más difícil medida. Se ha llegado incluso al extremo de criticar el estilo de gestión que presta demasiada importancia a estos últimos, achacándole ser paternalista o romántico y aconsejando al directivo distanciarse de las personas y no involucrarse demasiado con los problemas de sus subordinados, para que no le afecten a la hora de tomar decisiones comprometidas. Por esta razón, creo que se puede catalogar al libro The Leadership Challenge de revolucionario.

El verdadero líder, postulan sus autores, se sustenta en una filosofía genuina de participación y apoyo, por encima incluso del establecimiento de objetivos y directrices. El líder está convencido de las capacidades intrínsecas de cada persona, de la importancia especial de cada uno de los individuos que componen un equipo, y, precisamente por esa creencia, impulsa a sus seguidores a mejorar sus esfuerzos y les estimula a pensar y actuar de manera diferente.

“Nunca vences a la montaña –citan a Jim Whittaker, el primer americano que escaló el Everest–. Te vences a ti mismo, a tus dudas y a tus temores”. Una importante condición adicional: la capacidad de autorreflexión, conocerse a sí mismo, el equilibrio propio.

“En cierta forma –añaden ellos–, los líderes viven marcha atrás. Es su sueño, su ‘visión’, la fuerza que nos permite a todos construir el futuro. Son pioneros, con el valor necesario para penetrar en territorio desconocido”. La formación y la experiencia pasada, al igual que sus capacidades de percepción del presente, son utilizadas por el líder exclusivamente para interpretar su entorno y proyectarse hacia el futuro, donde se encuentra su meta final: solo el futuro le condiciona.

Son para mí tres los valores fundamentales que reúne esta obra:

• Examina mediante un empirismo exhaustivo fenómenos como el liderazgo o el carisma, características de la personalidad del directivo que han estado rodeadas con frecuencia de un halo místico que hacía su estudio difícilmente abordable.
• No se avergüenza de profundizar e incluso destaca los mencionados valores “blandos” en el líder, descubriendo la importancia de sentimientos tales como la inspiración, apasionamiento, intensidad, espiritualidad, elevadas metas, necesidad de superación, progreso y reto constantes, preocupación y respeto por los demás, lealtad, entrega, cariño e incluso amor. De hecho, estos valores, que, en opinión de los autores, son los que diferencian al verdadero líder del directivo, capacitan al primero para conseguir sus asombrosas obras.
• Ordena y presenta las características del líder como un conjunto de habilidades que pueden cultivarse y desarrollarse, y el liderazgo como un proceso asimilable y universal que está al alcance de todos.

He de añadir que las experiencias que hemos vivido en nuestra firma, ayudando a identificar y evaluar el liderazgo en 19 países a lo largo ya de 40 años, confirman y refuerzan los hallazgos de Kouzes y Posner. The Leadership Challenge es, por tanto, a mi entender, un libro de referencia indispensable en la literatura de gestión.

 

Fernando Masiá

Director de Spencer & Stuart Cataluña

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