Philios Andreou Sphika sobre ‘Creative destruction’

Philios Andreou Sphika

Socio y Vicepresidente ejecutivo de BTS y profesor de estrategia en CEG

En los últimos años, hemos pasado por conceptos empresariales, como reingeniería de procesos, downsizing, outsourcing, e-business, etc., que han tenido un único propósito: ayudar a la organización a tener éxito o, incluso, ayudarla a sobrevivir en un entorno tan cambiante como el de hoy. Ahora parece que hay que dar el siguiente paso: no es suficiente corregir u optimizar, sino que se necesita innovar o, en otras palabras, destruir lo anterior para dar paso a algo nuevo, una nueva forma de ver nuestro negocio, de actuar o, simplemente, de pensar.

Sin embargo, la innovación no es tan sólo un concepto empresarial. Los candidatos a un empleo de ayer citaban el “trabajo duro” y “la consistencia del esfuerzo” como sus cualidades principales, pero hoy día la mayoría de ellos se presenta de un modo diferente. Dicen ser creativos, innovadores e, incluso, emprendedores o creadores. ¡Algo está definitivamente cambiando! La innovación ya ha pasado del laboratorio a la empresa y de ésta a las personas, y esto parece añadir valor.

¿Es posible definir qué es innovación? En una conferencia reciente de la AEEF/CEDE, Mayor Zaragoza comentó que “innovación no es investigar nuevas cosas, sino pensar lo no pensado sobre lo que todo el mundo ya ha investigado”. La verdad es que, con algunas excepciones, las empresas con éxito de hoy día que se consideren innovadoras realmente no han sido las primeras en descubrir su producto o servicio. Microsoft no ha sido el primero en pensar en un entorno tipo Windows, Nokia no ha sido el primero en lanzar móviles de colores…, pero sí lo han sido en utilizar estos conceptos y aplicarlos de una manera innovadora para satisfacer las necesidades de los clientes.

La innovación no se aprende ni se practica; tampoco es una gripe empresarial que se contagie con la contratación de un consultor, ni es una cuestión de recursos dedicados a ello. ¿Tener un departamento y personas de innovación garantiza que la empresa sea innovadora? La innovación es una cultura de empresa y se tiene que implantar y cultivar como todo tipo de cultura: desde arriba hasta abajo y desde dentro hacia fuera.

Desafortunadamente, la mayoría de las empresas de hoy día se está fijando más en los resultados a corto plazo y se está olvidando de que hay que sembrar hoy para recoger mañana. Y sembrar hoy es pensar sobre el futuro, sobre cómo hay que competir y cómo hay que gestionar. Ya lo decía Peter Drucker: “La mejor manera de prever el futuro es… crearlo”.

Así, la innovación y la destrucción creativas son temas muy importantes y difíciles de manejar para la mayoría de los altos directivos, ya que significan un cambio no sólo en cómo hacer las cosas, sino también en la propia gestión (del control al incentivo de “olvidarse de lo preestablecido e irse por la tangente”, como comentan Foster y Kaplan en este libro). Por tanto, hay que permitir experimentar y equivocarse e, incluso, dar medallas a los heridos de estos experimentos, más que castigarlos y premiar a los que nunca saltan la raya, a los que siguen la corriente.

Esto, al fin, es como todo: hay que saber hacer, saber equivocarse, saber controlar y saber descontrolarse. Sólo con esta innovación continua, tanto en la empresa como en nosotros, podemos garantizar el futuro en estos momentos empresariales tan difíciles.

El libro

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