Ramón Costa sobre ‘Accelerate’
Ramón Costa
Socio y director de Proyectos y Cambio en MIC Productivity, cofundador de inPreneur, profesor y director del programa de Dirección de Proyectos de EADA
Es bien sabido que existe una relación intrínseca entre los proyectos y el cambio y, por tanto, entre la gestión de los proyectos y la gestión del cambio. Podríamos referirnos tanto a la asociación proyectos-cambio como a la asociación cambios-proyecto. Cuando una organización quiere introducir un cambio en la manera de trabajar, de organizarse, de colaborar, etc., el instrumento para llevar a cabo dicho cambio será un proyecto.
Un proyecto no es más que una organización del trabajo para conseguir la implementación de esta transformación. Sin embargo, desde la otra óptica, todo proyecto conllevará asociado un cambio posterior en la manera de trabajar de los destinatarios del producto o servicio resultado del proyecto. Tras un proyecto, nos encontraremos, por ejemplo, con una nueva herramienta de trabajo en la organización y, por tanto, con un cambio en la manera de trabajar en ciertos procesos.
Así, después de implantar un nuevo sistema de trabajo (una ISO o una UNE) o tras una redefinición de los procesos organizativos de un departamento, los miembros de la organización y del equipo tendrán que modificar su manera de relacionarse, organizarse y llevar a cabo el trabajo. Es obvio que el resultado del proyecto traerá consigo una transformación. De ahí que, como decía al principio, los cambios se implementan con proyectos, pero todo proyecto desencadenará, a su vez, uno o más cambios. Del mismo modo que un proyecto debe gestionarse, el cambio también.
Si en el primer caso tenemos la definición del proyecto y su planificación (con la organización del alcance, el calendario, el equipo, los riesgos, la comunicación, los costes, etc.), cuando la gestión del cambio es la tarea que nos ocupa, es necesario seguir unos pasos o procesos:
- Definición del cambio.
- Planificación del cambio.
- Ejecución del plan.
- Evaluación y refuerzo del cambio.
Ahora bien, no olvidemos que la gestión o management del cambio es indispensable para asegurar el no fracaso de este, pero no es suficiente para garantizar el éxito. Tal como defiende el propio Kotter, el secreto del éxito está en liderar el cambio. Y no solo eso: necesitamos, además, acelerar la transformación y para ello se requiere más corazón y menos cabeza, agilidad, proactividad e implicación de todos los destinatarios del cambio. Hay que tener muy presente en todo momento que no cambian las organizaciones; cambian las personas.
En Accelerate, Kotter nos aporta una reflexión a partir del análisis, observación y buenas prácticas de los “pioneros” del cambio en las organizaciones. En un mundo global, virtual, rápido y basado en la información y el conocimiento, entre otros requisitos, la agilidad es clave para los directivos a la hora de afrontar los cambios en este entorno.
Hoy en día, la mayoría de los procesos, políticas, reglas y culturas organizativas son un límite y freno al cambio. Hay que saber romper esos procesos, esa jerarquía y burocracia, para recuperar la agilidad del proyecto inicial y aplicarla a nuestros proyectos de futuro. Ahora más que nunca es necesario recuperar la estructura “en red” que tenía nuestra organización en sus orígenes y hacerla compatible con la estructura “jerárquica” actual.
Ramón Costa
Socio y director de Proyectos y Cambio en MIC Productivity, cofundador de inPreneur, profesor y director del programa de Dirección de Proyectos de EADA
El libro
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