Roberto M. Álvarez del Blanco sobre ‘Out of Control’
Roberto Álvarez del Blanco
Profesor de Márketing y Estrategia de Marca en IE Business School y miembro del Comité Editorial de Manager Focus.
El autor, Kevin Kelly, director de la tan prestigiada revista Wired, tuvo la gentileza de enviarme a Berkeley una copia para su revisión de los manuscritos del que sería su libro. A medida que avanzaba en su lectura, encontraba en ellos una perspectiva fascinante e iluminadora de lo que se ha venido a llamar cybercultura. Las ideas expuestas resultaron importantes, cinéticas, inspiradoras, indulgentes. Al mismo tiempo, surgían con perspectivas originales, caracteres fascinantes y temas provocativos.
Hoy, Out of Control se ha convertido en una fuente inspiradora para los hombres de empresa que desean provocar un shock genuino en el sistema de sus organizaciones. Aunque solo se trate el mundo de la organización tangencialmente, las sorpresas continuas se ofrecen desde otros ángulos. El valor del libro suministra un nuevo lenguaje, una nueva forma de visionar el mundo. Después de todo, no pueden entenderse las promesas y desafíos del trabajo en la nueva economía a menos que se comprenda la lógica-tecno que la está transformando. Decodificarla requiere nuevos modelos y metáforas que van mucho más allá del trabajo en equipo o autonomía de las personas.
El libro es un tesoro que revela metáforas, informes sobre experimentos y a los investigadores que los han conducido. La realidad, por supuesto, indica que el mundo actual de los negocios está desalineándose con respecto a las expectativas de futuro. Las ideas sobre el trabajo y la organización nacieron en la Edad de la Máquina y puede que no encajen en la Edad de las Redes. Aun los directivos más dinámicos y orientados al cambio necesitan de nuevas lógicas del mundo en el que navega la organización, de nuevos modelos para organizarse y competir. ¿Dónde encontrar esos modelos? Kelly cree que es en la propia naturaleza, asegurando que la mejor manera para comprender el mundo tecnológico que está construyéndose surge de entender el mundo biológico que lo antecede.
Parecería que el mundo que se está construyendo se complica tanto que habría que volver a los orígenes para comprender cómo manejarlo. A medida que el entorno fabricado se hace más mecánico, más biológico deberá ser su resultado si se desea que funcione. Si bien el futuro es tecnológico, no será un mundo gris de acero. Por el contrario, el futuro tecnológico está guiado por una civilización no-biológica.
No parece complejo encontrar lecciones para el management del propio mundo biológico que Kelly describe. Estos sistemas biológicos son flexibles, adaptables, resistentes y capaces de generar una permanente novedad. Este, precisamente, no es un listado de baja calidad de atributos para la organización del futuro. Para alcanzar semejantes cualidades, no obstante, los sistemas biológicos realizan sacrificios –en eficiencias, control, previsibilidad e inmediatez–. Esta tampoco es una mala lista de atributos para las compañías del pasado.
El desafío para las organizaciones sería apreciar las fortalezas de los sistemas naturales y diseñarse abrazando esa lógica. No obstante, esa lógica vuelve la cabeza a prácticamente todo aquello que creíamos conocer sobre el funcionamiento de los grandes sistemas. La genialidad de la naturaleza es la capacidad de “crear algo desde la nada”, construir sistemas de complejidad mayúscula sin un plan maestro. Kelly identifica los principios centrales de esta genialidad.
Asume que los sistemas naturales distribuyen inteligencia y rechazan la autoridad central; logran complejidad creando múltiples niveles simples; sobreviven potenciando la diversidad, excentricidad e inestabilidad; aunque estables, buscan persistentemente el desequilibrio, de forma que no gestionan el cambio, sino que lo provocan. Y no solo cambian; cambian según el cambio, organizándose en torno a reglas de automutación. Al mismo tiempo, son robustos y son capaces no solo de lograr estabilidad, sino de autorrenovarse.
¿No es acaso esta la promesa de la Nueva Economía? Se necesitan compañías distribuidas, descentralizadas y que quieran colaborar. Capaces de perdurar adaptándose, de cambiar saludablemente sin metamorfosis violentas. La naturaleza, después de todo, es indiferente al resultado. No se preocupa por quién gana o pierde. Las especies crecen y desaparecen. Es la belleza autogenerada de la naturaleza con su grandeza y crueldad no premeditada. La metáfora biológica ilumina el cómo de la adaptación y contribuye a comprender el porqué del compromiso y persistencia. Identifica los eslabones perdidos que suelen caracterizar a algunas organizaciones.
Roberto Álvarez del Blanco
Profesor de Márketing y Estrategia de Marca en IE Business School y miembro del Comité Editorial de Manager Focus.
El libro
La nueva biología de las máquinas, los sistemas sociales y el mundo económico y sus descubridores
Kevin Kelly
La creación de máquinas mejor dotadas acabará difuminando las fronteras entre lo biológico y lo artificial. Por un lado, las máquinas se están haciendo más biológicas y, por otro, los seres vivos [...]