Roberto M. Álvarez del Blanco sobre ‘Pensar rápido, pensar despacio’

Roberto Álvarez del Blanco

Profesor de Márketing y Estrategia de Marca en IE Business School y miembro del Comité Editorial de Manager Focus.

Durante los últimos años, una serie de académicos han cuestionado la idea generalmente aceptada del “agente racional” en la teoría del comportamiento económico, que asume que las personas, en sus decisiones económicas, actúan como máquinas pensantes, adoptando decisiones racionales en sus procesos de intercambio. Para ello, han propuesto una serie de evidencias que revelan que, cuando tomamos decisiones, nos situamos lejos del “agente racional”, influidos por inconsistencias, emociones o prejuicios.

Curiosamente, entre los pioneros de este pensamiento se situaron los psicólogos y no los economistas. Daniel Kahneman y Amos Tversky, psicólogos israelíes, estuvieron en la línea de vanguardia de este nuevo enfoque. Tversky falleció en 1996; seis años más tarde, Kahneman fue galardonado con el Premio Nobel de Economía.

El libro Thinking, Fast and Slow, de Kahneman, analiza los aspectos esenciales que han caracterizado el debate en el mundo económico, pero también trata sobre cómo pensamos, reaccionamos y sacamos conclusiones en todas las esferas de la vida. Más interesante aún, plantea cómo ocurren los errores predecibles de los juicios. Basándose en investigaciones realizadas durante décadas, se presenta la arquitectura del proceso de decisión humano, un mapa de la mente que aparentemente funciona como una máquina bien aceitada, aunque con notables desconexiones.

Los científicos del comportamiento, entre los que se incluye a Kahneman, han catalogado durante años los errores sistemáticos de las personas y los patrones ilógicos. Entre ellos destacan tres:

  1. Encuadre. Las personas optan por una solución quirúrgica cuando se las informa de que el índice de éxito es del 90 %, frente al índice de mortalidad del 10 %.
  2. Falacia del coste histórico. Las personas tratan de evitar sentir arrepentimiento; invierten más recursos económicos y tiempo en proyectos con resultado incierto en lugar de abandonar y admitir la derrota.
  3. Aversión al riesgo. Como han puesto de manifiesto los experimentos, las personas prefieren recibir unos seguros 45 euros antes que 100 euros posibles, asociados a una probabilidad de ocurrencia del 50 %. El agente racional aceptaría la apuesta.

Una de las aportaciones relevantes de Kahneman es la construcción de un marco de cómo o por qué la mente razona como lo hace. Sorprende cuando se está expuesto a él, definido como sistema 1 y sistema 2; este último es la consciencia, la mente pensante. Concebimos a esta consciencia activa como el principal actor, el decisor en nuestras vidas. El sistema 2 piensa pausadamente, considera, evalúa y razona. Su funcionamiento requiere esfuerzo mental (multiplicar 451 por 197). Atribuimos la mayoría de nuestras opiniones y decisiones a este pensamiento.

Sin embargo, puede parecer que el principal protagonista es el sistema 1. Es el agente de nuestras respuestas mentales automáticas y fluidas. Este sistema simplifica, confirma, explora, cree lo que ve y certifica la coherencia narrativa en un entorno, a menudo, aleatorio. No realiza evaluaciones lógicas o estadísticas complejas. Por el contrario, es rápido, intuitivo y emocional.

El autor es considerado uno de los psicólogos más influyentes de la historia y el más importante de todos los psicólogos vivos hoy día. Su contribución ha permitido reformular la psicología social, las ciencias cognitivas, el estudio de la razón, el de la felicidad y el comportamiento económico. Este libro constituye un acontecimiento significativo y es una contribución intelectual maravillosa.

El libro

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