¿Trabajar y/o ser feliz?

Margarita Álvarez

Directora de Human Age Institute  y CEO de Working for Happiness

“Aquí se viene a trabajar; para ser feliz ya están los fines de semana”. Parece que hace mucho de esto, pero en realidad no hace tanto que recibíamos estas respuestas en cualquier empresa en las que hablábamos de la importancia de que las personas disfrutemos y nos sintamos plenas y satisfechas con lo que hacemos.

Sin embargo, el cuento ha cambiado mucho. Durante cuatro años llevamos a cabo una encuesta en la que preguntábamos a los españoles si pensaban que ser feliz en el trabajo influía en su productividad. Entre el 80 % y el 90 % de la población, dependiendo del año, decía estar totalmente de acuerdo con esa afirmación.

Y es que vamos siendo cada vez más conscientes de que las empresas las conformamos personas y que es cada vez más relevante conseguir que aquel lugar en el que pasamos casi un tercio de nuestra vida sea un lugar en el que seamos capaces de disfrutar, de sentirnos satisfechas, de aprender, de crecer, de sentirnos reconocidas…

Una persona feliz es una persona más creativa, trabaja mejor en equipo, soporta mejor el estrés, maneja mejor el conflicto, encuentra soluciones más variadas a un mismo problema…; en definitiva, es una persona más productiva y un mejor profesional.

Pocas veces formamos a los jefes, ‘managers’ o líderes para que sepan entender que su labor más importante es la de entender, apoyar y hacer crecer a su equipo

Entender a las personas, cómo nos comportamos, cómo sentimos, cómo pensamos, cómo nos comunicamos, es fundamental para poder crear organizaciones en las que la persona esté en el centro. Y, cuando colocas a la persona en el centro, es más fácil que todo lo demás funcione.

Todos y cada uno de nosotros generamos un impacto en el lugar en el que trabajamos. Contagiamos emociones y sentimientos, impactamos con nuestros comportamientos en otros y contribuimos más de lo que creemos a hacer que el entorno sea de una forma o de otra.

Hay, además, personas que tienen un impacto más allá del individual de cada uno de nosotros en nuestras organizaciones: aquellas que son responsables de gestionar equipos.

Cómo gestiona un manager a su equipo tiene un efecto más allá del inmediato, que es fácil de prever. Su impacto va más allá por muchos motivos. Sin embargo, pocas veces formamos a esos jefes, managers o líderes para que sepan entender que su labor más importante es la de entender, apoyar y hacer crecer a ese equipo; pocas veces les hacemos sensibles al impacto que generan en sus equipos y al que generarán cuando los miembros de ese equipo gestionen a su vez a otros. No les hacemos ver su papel fundamental en la transmisión de la cultura y los valores de la empresa. No les hacemos sentirse fundamentales en esa función tan importante, la más importante, porque no olvidemos que las personas no se van de las empresas; se van de los jefes.

La felicidad es casi como las matemáticas: con ejercicios diarios puedes conseguir aumentarla

Tal Ben-Sahar lleva muchos años trabajando la felicidad. De él aprendí el concepto de que la felicidad es casi como las matemáticas: con ejercicios diarios puedes conseguir aumentarla. Y sus colaboraciones en organizaciones de todo tipo le han ayudado a entender en un plano más grupal cómo funcionamos en el entorno laboral, sobre todo desde el punto de vista del liderazgo.

Por eso sus palabras cobran aún más sentido cuando estamos intentando crear organizaciones que se preocupan y ocupan de las personas. Organizaciones que están consiguiendo cambiar el cuento y que están entendiendo que una persona que se siente plena con su trabajo, que es feliz con lo que hace, es un mejor profesional. Y eso la beneficia, pero también beneficia a la organización para la que trabaja.

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