Víctor Conde sobre ‘Todos somos un poco raros’
Víctor Conde
Director general de la Asociación de Marketing de España
No sé si todos somos un poco raros o simplemente es que todos somos distintos, diferentes, únicos e irrepetibles. Y creo que esa es la esencia de lo que Godin denomina “rareza”.
Y no es algo nuevo, sino algo que, desde hace unos años, está aflorando en cada uno de nosotros, conforme vamos adquiriendo un mayor nivel de vida y vamos escalando peldaños en la famosa Pirámide de Necesidades de Maslow, que está sufriendo una metamorfosis similar y paralela a la experimentada por la pirámide poblacional de los países más desarrollados.
Cuando una persona tiene que ocuparse de sus necesidades más básicas, no hay mucho lugar para las preferencias, las extravagancias o las rarezas. Sin embargo, conforme se va consolidando la satisfacción de esas necesidades, sí somos capaces de manifestar gustos diferenciados que reflejan las distintas personalidades que albergamos cada uno de nosotros.
Si, además, somos capaces de encontrar a otros individuos cuyas preferencias coinciden con las nuestras, nos sentimos más aliviados, seguros y reafirmados en nuestras peculiaridades, porque no olvidemos que, aunque nos reconocemos diferentes, somos conscientes de que somos seres eminentemente sociales.
La búsqueda de esos “pares” o “grupos” afines es lo que más se ha dinamizado a lo largo de la historia, pero de forma mucho más acelerada en los últimos treinta años, afectando a todo el modus vivendi y, claro está, obligando al márketing a evolucionar y a saber adaptarse al nuevo cliente y consumidor.
Si las personas nos movíamos en círculos sociales más o menos limitados (familia, amistades, ámbito laboral…) y en un ámbito geográfico de proximidad física, las TIC (tecnologías de la información y la comunicación), en general, e Internet, en particular, han hecho saltar por los aires todas esas limitaciones, permitiéndonos entrar en contacto con gentes de todas las latitudes y culturas, pudiendo contrastar e identificar en ellas, muy rápidamente, afinidades que compartimos y que eran calificadas de rarezas en nuestras esferas más próximas.
Y este es un movimiento transversal que recorre, en un mundo cada vez más globalizado, de norte a sur y de este a oeste, todo el planeta. Por eso el márketing tiene que identificar y dar respuesta a las necesidades de esas nuevas tribus que se mueven de manera global, pero que no suponen grupos más reducidos que los que se consideraban con anterioridad, sino que simplemente son grupos igualmente numerosos, pero, con toda seguridad, más diseminados por el mundo.
Al ciudadano actual se le ha empoderado con información y con la capacidad de contactar y conectar con cualquiera en tiempo prácticamente real y esa circunstancia le permite reafirmarse, cada vez más, en sus exigencias de satisfacer sus deseos más singulares, toda vez que comprueba que no está solo en esas demandas, sino que son muchos los que le acompañan, llegando a constituir auténticas tribus.
Esas nuevas tribus tienen la fuerza de encumbrar o desterrar a cualquiera, sea una marca comercial, una ideología, un destino turístico, una costumbre o una tradición. Y el márketing, como siempre, tiene que dar una respuesta sostenible a esas nuevas demandas.
El libro
El auge de las tribus en el márketing
Seth Godin
Durante generaciones, los empresarios, políticos y expertos en márketing han dirigido sus mensajes hacia la masa y han establecido lo que debía gustar y lo que se tenía que comprar. El mercado de [...]