Virginia Toural sobre ‘The IT Value Stack’

Virginia Toural

Socia de Servicios de Innovación de Aplicaciones de IBM Global Business Services

La búsqueda de la innovación sigue siendo la principal preocupación de las empresas, sobre todo porque cada vez es más difícil encontrarla y porque es considerada como el principal camino hacia el cambio, la renovación y el crecimiento. Recientemente, en una encuesta realizada por IBM a los consejeros delegados de las mayores empresas del mundo, estos directivos desvelaban que la innovación está cobrando un significado más amplio. Los productos y servicios que hace años tenían un valor diferencial para el cliente, hoy día son replicados rápidamente por la competencia, pasando a ser casi commodities, y lo diferencial es innovar en modelos de negocio.

En este cambio de enfoque sobre lo que es innovación, la tecnología puede ser o no un facilitador. Será un facilitador cuando esté dotada de la flexibilidad necesaria para transformarse y adaptarse al ritmo que requiera el negocio. Si la tecnología no está dotada de esa flexibilidad, realizar cualquier cambio en la organización será mucho más difícil y costoso en tiempo, dinero y esfuerzos.

¿Qué significa flexibilidad de la tecnología? Como decíamos antes, significa la capacidad de ésta para transformarse y adaptarse al ritmo que requiere el negocio, de un modo ágil y con el menor coste posible. Significa capacidad de respuesta de la tecnología a las exigencias del negocio, sin “peros”, sin excusas, sin pretextos. Esto será posible si se tienen en cuenta los siguientes factores:

  • La orientación de la tecnología a servicios. Es decir, descomponer las aplicaciones de negocio en “servicios” individuales, de tal manera que puedan ser utilizados independientemente de las aplicaciones de las que forman parte y de las plataformas informáticas sobre las que se ejecuten. Esto facilitará su reutilización para diferentes objetivos.
  • La estandarización tecnológica, que facilita la “interoperabilidad” o compatibilidad entre los servicios, de modo independiente a la plataforma tecnológica subyacente. Esta característica es básica para conectar cualquier tipo de servicio y formar “coreografías” de servicios para sustentar un proceso de negocio.
  • Las tecnologías de virtualización de la infraestructura, que permiten proveer recursos bajo demanda, garantizando el cumplimiento de los niveles de servicio acordados.

La conjunción de estos tres factores, junto con otros principios arquitectónicos, representan la esencia de la arquitectura SOA (Service Oriented Architecture), entendida como un nuevo paradigma de los sistemas de información, cuyo principal valor es que permite que el área de TI responda de modo flexible a las necesidades de cambio del negocio y que éste perciba a las TI como una ventaja competitiva sobre la que apalancarse para llegar mejor al mercado. Utilizando una analogía sencilla de comprender, SOA transforma las aplicaciones empresariales en piezas de Lego, capaces de encajar en cualquier configuración posible y reutilizables para diferentes construcciones. Además, la propuesta de valor de SOA para el negocio se completa con la capacidad que tiene para reducir los costes de esta adaptación al cambio.

En el mercado existe el consenso sobre la necesidad de “fundir” la tecnología con el negocio. SOA logra esto aportando a la tecnología un componente diferencial: la flexibilidad y agilidad necesarias para responder a las necesidades de negocio en el momento en que se producen. La rapidez, la agilidad e, incluso, la anticipación son las ventajas competitivas que llevan a una empresa al éxito. Con una arquitectura SOA, las empresas pueden contar con estos atributos. Por todo esto, la adopción de SOA debe plantearse como una iniciativa estratégica, que requiere el liderazgo directo del CIO y que debe contar con el soporte explícito del comité de dirección.

El libro

Escribe y pulsa intro para buscar